En medio de la borrasca,
de la bruma, el dolor y el desamparo,
agradezco, al
Dios de los desesperados,
por las garras y colmillos,
que el infortunio,
ha tenido a bien dejarme como pago.
Amordazada atada y enterrada,
bajo el frío del invierno,
o la lluvia del verano,
aun sin piel, carne o huesos,
sigo siendo yo.
Aun bajo el desaliento,
al que tú sombra hecha de mentiras,
me obliga,
conservo la mente lúcida,
las ansias vivas.
Me habrás desgarrado las alas,
pero no has podido arrebatarme el cielo.
Malena Cid
2012©Todos los derechos reservados.
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