Proyectos…

He retomado una novela que tuve olvidada por casi tres años, aun no tiene titulo así que provisionalmente la llamo Jaguar.
Se me ocurrió después de que alguien a quien quiero mucho regresó de Costa Rica tras un viaje de estudios.
Es una historia de amor y lucha en plena selva en donde vivir cuesta y morir es tan fácil como no prestar atención.
Les dejo el prologoy ojala alguien me diera una opinión

Prologo 
 —¿Cuándo va a venir mamá?
La vocecita de Diego hizo que Isabel mirara hacia donde las llamas iluminaban el cielo de la noche. Su casa, su cama, sus cosas todas ardían en ese momento alimentando ese fuego.
—Mamá no va a volver – murmuró con voz apagada.
Esperaba que su hermanito comenzara a llorar pero Diego solo asintió.
—¿Papá?
Esta vez fue Rodrigo el otro gemelo quien preguntó.
—Tampoco —respondió estoica Isabel.
Rodrigo abrió sus grandes ojos verdes y cabeceo como si comprendiera la enormidad de su tragedia, pero Isabel sabía que no.
En un instante de pánico se sintió absolutamente sola y totalmente desvalida ¿Cómo podría hacerse cargo de sus hermanos? No estaba preparada, no estaba lista, apenas tenía ocho años.
 La selva se los tragaría y los tres morirían ahí.
Quizás debía haberse quedado en la casa, así por lo menos el fin hubiera sido más rápido, pero mamá le había dicho que corriera y papá le gritó que mantuviera a salvo a los gemelos y ella lo había hecho.
Así que Izza había tomado de la mano a Diego y a Rodrigo sus hermanos gemelos de tres años y los tres corrieron sin mirar atrás, escondiéndose mientras su vida que conocían se convertía en un infierno.
Isabel pensó en los hombres que había llegado en la mañana. Su padre la había enviado a jugar con sus hermanos fuera de la casa para alejarla,  pero ella se las había arreglado para espiar escondida bajo una ventana
Estévez…Izza recordó el nombre.
Un tipo grande y sucio. A ella le había disgustado desde el primer momento, no era una buena persona, hasta ella podía verlo, demás olía mal y…
Izza recordó la forma en la que había mirado a sus hermanitos y una vez más el cabello de la nuca se le erizó.
A papá tampoco le había gustado y menos cuando le dijo que quería sus tierras…
Cerró los puños rabiosa al recordar sus voces airadas.
—¿Iza que le pasa a tus manos? – preguntó Diego.
Izza miró hacia donde sus manos estrujaban la falda del pequeño vestido azul. No se sorprendió al descubrir cambios en su piel.
El tono parejo de su piel se había convertido en una serie de manchas que parecían latir, levantó las palmas y las hizo girar. Sus uñas tenían ahora el triple del tamaño.
—No pasa nada.— dijo y se obligó a relajarse antes de acariciar el cabello de su hermanito –es un secreto que papá me contó.
Sus hermanitos la miraron con admiración. La garganta se le cerró al pensar en lo que vendría.
Sus hermanos morirían y no había mucho que ella pudiera hacer… excepto…
Izza tuvo una idea, desesperada y loca pero era lo único a lo que ppodía sujetarse ahora.
—¿quieren ver algo divertido? – preguntó
Los gemelos la miraron y asintieron sonriendo
—¿prometen que no se lo dirán a nadie?
Dos caritas idénticas asintieron solemnes.
—Lo prometo – dijo Diego.
—Lo prometo –repitió Rodrigo.
Ella sonrió aunque el corazón la golpeaba con furia en el pecho. Se alejó un paso de los niños y cerró los ojos para recordar lo que su padre le había dicho:
Respirar…
Izza llenó sus pulmones obligándose a relajarse.
Escuchar el llamado de lo salvaje, el sonido de la vida, miles de criaturas que respiraban, se arrastraban y aguardaban en torno a ellos sin que antes se percatara de su existencia. 
Respirar…
Sintió vértigo cuando los sonidos y olores giraron enloquecidos, cayó de rodillas tratando de no entrar en pánico. Sintió las nauseas llenar su vientre, la amargura de la bilis en la boca, el latido desesperado de su corazón.
Supo que lo había logrado cuando escuchó el jadeo asombrado de sus hermanitos. Trató de decirles que se callaran pero su voz salió convertida en un gruñido.
Izza apoyo las manos sobre la tierra sintiendo como el vestido se aflojaba. Sus uñas convertidas en garras se clavaron en la tierra.
Cuando abrió los ojos, los gemelos la miraban con admiración y miedo. Izza sonrió mentalmente agitando la cabeza y la cola.
Los gemelos parecieron sentir su sonrisa y correspondieron extendiendo las manitas hacia ella.
Quizás tenían una oportunidad después de todo…papá siempre había dicho que no debía usar el secreto.
Pero él ya no estaba y la vida tenía que seguir.

Capitulo 1

Completamente inmóvil sobre la rama de un gran árbol de caoba el jaguar aguardaba. Su piel manchada se confundía con el follaje, volviéndolo invisible lo que hacía de él un depredador perfectamente adaptado a un mundo en donde todo se resumía a un hecho básico: comer o convertirse en comida.
Aunque hostil el jaguar era un habitante más de la selva, excepto que no había nada de usual, ni de común en aquel jaguar en particular.
Hazlo y te mato…
La fiera no verbalizo la advertencia, de todos modos no podía, hablar era  difícil cuando no se contaba con las cuerdas vocales apropiadas. Tampoco se molestó en mirar, sus ojos, verdes como las hojas tiernas, permanecieron fijos a la distancia con aparente indiferencia.
Casi de inmediato el follaje se agitó levemente, rozado, sin duda por un cuerpo grande.
Le quitas la diversión a todo.
La voz mental hizo que la cola del jaguar se agitara con furia, rompiendo su perfecto camuflaje.
No le veo lo divertido a caer sobre mi espada. Bufó.
Un segundo jaguar salió de entre el follaje, un macho adulto tan grande y poderoso como el que descansaba sobre la rama.
Quizás tu no,
El tono jocoso de la voz mental le causó escalofríos a Diego
Definitivamente sería divertido.  Agregó Rodrigo estirando los músculos.
Vete a la mierda… respondió el aludido y volvió a apoyarse indolente sobre la rama que a últimas fechas se estaba convirtiendo en un hogar lejos del hogar.
Hmmm… murmuró su hermano y se acomodó a su lado para tararear una tonadilla desde el fondo de la garganta.
Por un segundo Diego consideró seriamente estrangular a su gemelo, pero optó por advertirle.
Cállate….
Rodrigo le lanzó una mirada burlona a su hermano y rió ignorando su petición.
No sé cómo has sobrevivido tantos años, eres un maldito imprudente. Sigue y voy a usar tu piel como alfombra.
El otro jaguar interrumpió el canturreo para carcajearse sacudiendo la caoba entera.
Un par de aves decidieron que era mejor emprender el vuelo y salieron creando un pequeño revuelo.  
No me digas, y supongo que eso será porque de pronto me volví ciego, sordo y sin patas.
Esta vez Diego lanzó un sonoro gruñido de advertencia.
¿Sabes hermano? a veces tengo la sensación de que en realidad disfrutas meterte en problemas.
Si…Rodrigo bostezó con indolencia, Isabel lo mencionó también.
Diego decidió que era mejor dejar el asunto por la paz o en terminaría por estrangularlo. Su hermano solía tener ese efecto en él desde… siempre.
Rodrigo simplemente estaba feliz de estar vivo como para ser sensato, por otro lado Isabel, su hermana estaba demasiado asustada para, poder disfrutar de nada, aunque siendo sincero, la vida ofrecía pocas ocasiones alegres.
Rodrigo permaneció quieto y en silencio por…exactamente un minutó.
O para ser más preciso hasta que la mujer apareció.
El corazón de Diego saltó pero se obligó a mantener un aire indiferente…
Ohhh…woow…ohhhh… mira nada más que trajo el gato, con razón pasas mucho tiempo por estos lados… Rodrigo se agitó inquieto, con los ojos fijos en la chica que caminaba metros más abajo sin conciencia del peligro.
El instinto territorial de Diego se alzó violento. Esa hembra era suya y no pensaba compartirla con nadie.
—Mía— verbalizo modulando un extraño sonido a medio camino entre la voz humana y el gruñido de un jaguar
Rodrigo inhaló llenado sus pulmones y al instante el vello de su lomo se erizó y sacudió la cola con deleite.—me gusta — Ronroneó audiblemente–me gusta mucho.
—Pero es mía –gruño Diego enseñando los dientes. –mía
La selva guardó silencio, ni siquiera el aire se atrevió a mover las hojas de los arboles..
—Tampoco es para tanto – declaró Rodrigo y volvió a usar la comunicación mental al agregar No pienso disputártela hermano
La postura agresiva de Diego no se relajó
Me alegra, no me gustaría tener que arrancarte la garganta…
Aunque no pierdo la esperanza de que quieras compartirla
Terminó con descaro Rodrigo provocando un gruñido de advertencia que hizo vibrar la caoba entera
Metros abajo sobre el suelo de la selva la mujer se detuvo insegura.
Vas a asustarla… Rodrigo rió con los ojos fijos en la ella. Sus pupilas dilatadas le daban una apariencia extrañamente afable pero Diego sabía, por la tensión en sus músculos que la evaluaba desde el punto de vista de un cazador.
Ni se te ocurra…lo amenazó
Rodrigo suspiró, ¡Dios! que aburrido eres…
Y tú que idiota…
Rodrigo acomodó la cabeza sobre sus patas y se relajó, pero Diego no bajó la guardia, conocía a su hermano lo suficiente para saber que su gemelo lo seguiría simplemente para hacerle la vida miserable.
No tienes nada que hacer en algún otro lugar, preguntó.
Nop  Rodrigo ni siquiera se movió.
La mujer siguió su camino y la cola de Diego se agitó, se moría de ganas de seguirla pero sería como una invitación abierta para su hermano
Fingiendo un bostezo se acomodó y cerró los ojos forzándose a asumir una postura relajada, esperando que Rodrigo se terminara por hartar.
Después de un par de largos minutos su treta dio resultados su hermano se agitó descontento.
A veces me pregunto porque te soporto Diego le lanzó una mirada de abierto tedio.
¿Por qué  no tienes opción?... su gemelo se sacudió desperezándose… aparte de ese detalle supongo que porque Izza y yo somos tu única familia.
Sin otra palabra Rodrigo se marchó sin hacer ruido.
Ella es mía decidió Diego con una pizca de ira y deseo.
Fuera de eso nada importaba ya.