Antes
de que pudiera comprender lo que ocurría sentí sus manos sobre mis senos.
—hmmm— musite adormilada durante un
segundo antes de reaccionar lanzándome a sus brazos — has venido.
—¿Lo dudaste?— preguntó mi vampiro enterrando su
rostro en mi cuello en donde lo sentí inhalar largamente antes de
murmurar —¡Dios!...te extrañé
—No más que yo a ti— respondí sin dejar
de besar sus mejillas rasposas a causa de la barba de dos días que le oscurecía
el mentón— quisiera que pudiéramos vernos más.
—Sería maravilloso— su boca aleteó sobre
mi cuello — pero conoces las reglas, nada de contacto excepto en los días
permitidos.
—Las reglas se hicieron para romperse—
respondí traviesa.
Con un suspiro abatido, mi vampiro dejó
mi cuello, sus manos grandes y rasposas acunaron mi rostro. –Éstas no —dijo con
sus hermosos ojos azules fijos en los míos.
—no lo entiendo —sujeté sus muñecas con
mis manos sintiendo la diferencia de fuerza y tamaño entre nosotros, — me amas.
No fue una pregunta y él no intentó
negarlo, una sonrisa triste aleteó en sus labios antes de asentir —Si —dijo con
voz ronca —te amo como nunca amé a nadie.
Mi corazón se detuvo un momento en mi
pecho antes de emprender una veloz carrera, que estaba segura él podía
escuchar. Sentí mi amor por él llenarme el pecho hasta que pensé que estallaría
si no podía confesárselo. —Mircea yo…
—No —mi vampiro intentó cortar la confesión
—no…
—Pero es verdad —dije sosteniéndole la
mirada sin amedrentarme, — no importa si no quieres escuchar, no cambia nada lo
que siento, te amo Mircea…
—Elisa… —sentí mi nombre en sus labios
como una caricia, antes de que las palabras entre nosotros desaparecieran
convertidas en un beso lleno de furia.
Gracias Violeta y bienvenida al club, ya me pasé por tu blog, me parece muy interesante, Besos Malena.
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