Me queda
el alma ardiendo,
el cuerpo
en llamas,
la piel chinita,
la vida
en ascuas…
Y es que
me quedas lejos amor,
no tanto
como la luna
pero casi
igual, de inaccesible.
Me queda
un horizonte aun por alcanzar,
en medio del mar de dunas,
de
encuentros y desencuentros,
donde mi
amor vaga sediento,
después de
dos semanas sin tenerte.
Me
quedan:
los pies
cansados,
de andar
sobre las arenas,
con éste
deseo que se quema y no se extingue,
cada vez
que nos quedamos con las ganas
de metértenos
desnudos a la cama.
Me queda
el humor áspero,
De tocarme,
donde tus manos no me tocan,
portándome
mal
mientras
trato de pasarla bien,
y sueño,
sueños de ángel
al hacer
del pecado, mi virtud,
la
manzana ofrecida en tentación,
de encontrar
juntos un paraíso,
perdido
en las andadas.
Malena
Cid
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