El área de archivo físico de Windsor se encontraba en el más recóndito y oscuro de sus sótanos. No era un lugar a donde cualquier pudiera entrar pero Lisa y yo había descubierto un acceso oculto a los estudiantes por pura casualidad un mes atrás, cuando me había dado por escapar de Kyle.
En esa ocasión me había alegrado esconderme ahí, no como ahora que sólo quería salir y olvidar lo que mi atolondrada amiga intentaba hacer.
—Me van a sacar de la escuela… —murmuré mirando a Liza intentar por tercera vez abrir la puerta que resguardaba las historias académicas y familiares de los alumnos.
—Nada de eso — murmuró ella sosteniendo una linterna de bolsillo entre los dientes —nadie se va a dar cuenta.
No se lo creía ni ella. De hecho me sorprendía que Liza y yo no estuviéramos ya contra la pared en medio de una parafernalia de luces y sirenas al mejor estilo de “Fuga en Alcatraz”.
—¿Cómo me dejé convencer? —pregunté al aire
—ya por dios Ángel, deja de quejarte. — me regañó mascando las palabras a causa de la linterna mientras se secaba una gota de sudor de la mejilla.
Ambas transpirábamos aun en el aire gélido del sótano.
Nada como la conciencia culpable para hacernos sudar al pecador como diría mi abuela.
—Si claro como tú no tienes una beca que perder. — le recordé.
—Ahora mismo quisiera perder una vaca. — respondió jugando con las palabras. Lo que me arrancó una mueca de disgusto.
—Huu… pues gracias. —respondí airada.
Liza me miró por encima de su hombro deslumbrándome con la linterna.
—¡Hey! — le reclamé cerrando los ojos.
Mi amiga puso los ojos en blanco, lo que aunado a las luces y sombras procedentes de la linterna le dio un enorme parecido a un zombie rubio de coletas.
No pude evitar reírme.
—Me alegra que te parezca gracioso. — refunfuñó volviendo a sus intentos por abrir la cerradura.
—Y que lo digas —respondí burlona.— por lo menos me divertiré antes de que me saquen de la escuela.
Liza gruñó—Ya en serio Ángel, lo haríamos más rápido si no estuvieras lamentándote tanto.
—Lo haríamos más rápido si nos hubiéramos hackeado al sistema informático de la escuela — la corregí
Liza hizo un gesto de fatidio—Supongo lo dices porque te convertiste un genio informático durante la noche.
—No desde la última vez, apenas puedo encender uno. —respondí abatida
—Eso pensé — dijo Liza y continuó en su intento de introducir una ganzúa en el ojo de la cerradura. —parecía más fácil en el video de You Tube. —murmuró
—No me digas que de ahí sacaste la idea. —pregunté escandalizada
Hizo un gesto que quería decir ¡Dah no!
Suspiré aliviada —Menos mal
—De ahí saqué el tutorial para abrir cerraduras.— me corrigió.
—Estás loca. — me cubrí los ojos y pensé en cómo me vería siendo esposada en la puerta de la escuela. Mi madre me mataría
—Creo que ya aclaramos ese punto.— Liza rió bajito haciendo danzar la luz de la linterna. —Mierda —gruñó cuando la ganzúa patinó sobre el pomo y se clavó en la madera —deja de distraerme.
Decidí que era hora de tomar el asunto en las manos, era obvio que Liza no cejaría en su intento por abrir la cerradura de marras.
—Déjame intentarlo. —le pedí
—No — dijo y volvió a la carga.
—Lisa Mary —la regañé.
—Ohhhh— gruñó enojada y sacudió la cabeza. La luz cabrioleo otra vez.
—De una vez por todas déjame hacerlo o nos van a descubrir. — murmuré
—No vas a hacerlo, te conozco eres demasiado cobarde.
—No lo soy —murmuré herida.
—Digamos entonces que eres demasiado precavida.
—Serias igual si estuvieras becada.
Liza ladeo la cabeza concordando conmigo.
—¿puedo intentarlo? –pregunté ansiosa por hacer algo.
Ella pareció pensarlo un segundo antes de extender la mano derecha con el dedo pequeño levantado en un gesto de Pinky Promise —¿Lo prometes?
Suspire derrotada y cerré el trato enlazando mi propio meñique al suyo—lo prometo.
Ella se levantó de un salto cediéndome el lugar y la ganzúa.
En vez de tomarla me alcé de hombros y saqué una tarjeta de plastico del bolsillo de la falda.
Liza hizo un gesto de fastidio —Pudiste decirme —refunfuñó
—¿Y perderme el espectáculo a lo Misión Imposible?
Mi amiga gruño bajito pero enseguida rió entre dientes —perversa y lo digo como cumplido.
Fue mi turno de poner los ojos en blanco — haz silencio Liza. — le pedí apuntando el haz de luz hacia la rendija entre la puerta y su marco.
Antes de que ella pudiera siquiera pensar en callarse introduje el plástico en ese pequeño espacio forcé el pestillo.
Seguía siendo ilegal lo que hacíamos pero me sentí realmente orgullosa al escuchar el chasquido metálico de la cerradura al ceder.
—Ohhhh —se admiró Liza para enseguida agregar —yo lo hubiera hecho también.
Ni en un millón de años se le habría ocurrido pero le di por su lado y asentí.
Liza empujó la puerta y esta se abrió chirriando. Ante nosotros se extendía un largo y oscuro pasillo en el que casi esperaba ver a Jason o Freddy saliendo de entre las sombras.
Liza y yo reímos nerviosas. Ella hizo un gesto con la mano —Las damas primero —dijo galante.
—Cobarde — dije antes de dar el primer paso.
El lugar era enorme. Al pasillo principal se unían laterales en los que los estaban alineados cientos de archiveros etiquetados por años y letra.
La historia de generaciones de alumnos desde…
Me aproximé para echar un vistazo. 1966 decía el año y la letra C
—¡Dios! esto es viejo.
—Y que lo digas — Liza abrió un cajón y sacó una carpeta— ¿Quién será Luise Amytaker. — dijo leyendo el titulo.
—No lo sé.
Liza abrió la carpeta y la mirada azul y triste de una chica de cabello lacio y oscuro nos miró desde el olvido.
Juró que sentí escalofríos que se convirtieron en una helada corriente en la nuca cuando Liza agregó — Dice que murió en el 66.
Era como si Luise Amytaker deslizara sus dedos helados por mi espalda.
—Vuelve a poner eso en su lugar, me pone el cabello de punta—sermoneé a Liza —se supone que estamos buscando a Kyle.
Ella se alzó de hombros y volvió a colocar la carpeta en su lugar.
Nos tomó un par de minutos encontrar el año correcto: 2011 y otro par más dar con el apellido Evans en la E.
Excitadas sacamos la carpeta y la extendimos para iluminarla con la pequeña linterna.
La imagen de Kyle tenía su mismo aire indolente y vital que el original. No me di cuenta de que lo miraba con la boca abierta hasta que Liza me dio un codazo.
—Ya Ángel, es guapo pero no es para tanto. — dijo y miró atentamente la foto y sonrío taimada —en realidad sí.
—Algo no está bien — murmuré al ver la primera hoja de su registro.
—Está más que bien — musitó Liza sin darse cuenta a que me refería.
—No tonta — volteé la hoja y le mostré las líneas y líneas escritas en elegante caligrafía.
Como siempre Liza no pareció notar nada y me miró interrogante.
—Liza Mary ¿desde cuándo los reportes se escriben a mano?
Ella abrió los ojos —Por lo menos desde antes de que mi abuela estudiara aquí.
—Porque no me extraña que tu abuela haya sido alumna —murmuré sin quitarle los ojos al documento.
Liza me miró como disculpándose, lo cual era tonto, ella no tenía culpa de nada.
—¿Qué quieres que te diga? Mi familia es tradicionalista — su voz se endureció como siempre que hablaba de sus padres.
—Kyle Evans hijo de… —leí
Lo intrincado de la caligrafía y la oscuridad no me permitían leer bien pero supuse que decía Liz o Lou… lo siguiente, incluyendo el año de su nacimiento estaba tachado con marcador negro y sólo se podía leer el último número 0.
Antes de que pudiéramos descifrar el asunto el sonido de otra puerta hizo saltar.
—Alguien viene —había pánico en su voz.
—shhhh— la callé
Liza comenzó a saltar nerviosa.—Nos van a descubrir. —lloriqueó al borde de la histeria.
—No si te callas — le cubrí la boca con una mano.
No teníamos tiempo que perder o mi pesadilla de ser conducida con las manos esposadas a la espalda por el pasillo principal de Windsor se convertiría una espantosa realidad
—Oh mierda — dije cerrando el registro y metiéndolo a toda prisa en su lugar antes de tomar a Liza por el cuello para arrastrarla a un rincón en sombras.
El pasillo se llenó de ecos de pasos que se acercaban a toda prisa como si alguien caminar directamente hacia nosotras, la luz danzante de una linterna iluminó la pared por encima de nuestras cabezas.
Liza y yo nos escabullimos en silencio hasta el fondo del pasillo en donde de algún modo logramos meternos en un pequeño espacio entre la pared y un viejo archivero.
El olor a moho saturó la nariz y sentí el familiar cosquilleo.
No por favor ahora no, le suplique aterrada a mi alergia.
Los pasos se escuchaban cada vez más cerca. Alguien venía en dirección nuestra y yo dudaba que fuera coincidencia, el pasillo reverbero.
Liza y yo guardamos silencio abrazadas mientras alguien abría y cerraba cajones.
Debido a la oscuridad podía ver el resplandor reflejarse en los muros mientras escuchaba mi corazón retumbando en mis oídos. Latía tan fuerte que me maraville que no nos descubrieran.
Sentí que el tiempo se ralentizaba pero en realidad creo que apenas pasaron unos segundos antes de que el sonido de cajones que se abrían y cerraban cesara por completo.
La curiosidad pudo más que el miedo, Liza me miró y ambas nos estiramos lo mejor que pudimos, sin salir de nuestro escondite intentando ver, sin éxito debido al súbito y violento estampido de un cajón metálico cerrándose de golpe.
Ambas nos encogimos aterradas. Ahora sí, estábamos perdidas...
Por lo menos yo lo creí y estoy segura que Liza también a juzgar por la forma en la que se aferró a mi cuello.
Para cuando conseguimos recuperar el valor y el silencio nos convenció de salir del escondite, sólo nos quedó una cosa en claro, el intruso— quien fuera, se había llevado lo mismo que nosotras buscábamos.: el registro escolar de Kyle Evans había desaparecido.
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