Las clases de Biología siempre me resultaban interesantes, en general todo lo que tuviera que ver con la vida, supongo que en parte porque serían la base de mi futura carrera de medicina.
Sentada en el laboratorio, en la mesa que compartía con Lisa me sentía en calma aunque me preguntaba cuanto tardaría mi díscola amiga en hacer mi calma desaparecer.
—¿Esta vez es al revés? —preguntó materializándose a mi lado.
Aparentemente no mucho, pero yo sabía que ella era así.
—No, esta vez es en serio —la corregí muy seria, mirando el borde de mis uñas con interés.
—¿En serio que? —Lisa se sentó con desparpajo.
—Hey ten cuidado —la amonesté, no vayas a dar un espectáculo a la Spears mostrando más de lo que debes —dije señalando su minifalda.
—Huu… —Liza se enderezó en su banco y cruzó los tobillos modosa —no queremos eso, ¿verdad? Por lo menos no frente al maestro.
Lancé un vistazo hacia el escritorio en donde el Sr. Lavienne debía estar.
— Es raro que aun no llegué— dijo y volvió a su antigua postura. —No tiene caso aparentar decencia frente a una pared.
—Por dios Lisa eres imposible —no pude esconder mi risa.
—No —me corrigió —soy bastante fácil.
Levanté la ceja interrogante. —no me digas, entonces porque te llaman la reina de las nieves.
—Porque soy selectiva.—suspiró igual que tú.
Auch… buen punto.
Liza miró alrededor y negó con la cabeza —Mi selectividad se debe a la falta de materia prima.
—Oh vamos, los chicos de aquí no están tan mal.
Liza negó con la cabeza —Físicamente no, pero…—miró sobre su hombro hacia donde Patrick tenía prácticamente sentada a Trish en el regazo. —pero uhhhh… como que el vacio en sus mentes me causa asquito.
—¿Qué tal Steven? —pregunté mirando hacia la esquina a Steven Miller quien se mantenía concentrado en sus notas. —seguro que tiene una mente interesante.
—Seria encantador —suspiro —si no tuviera la misma calidez de Sheldon Cooper.
—Buen punto.— respondí al recordar el nulo interés del chico en todo aquello que tuviera vida.
Ambas nos estremecimos cuando él sacó un bicho muerto de un sobre y comenzó a observarlo con interés.
—No sigas Ángel —Liza lanzó un mechón de cabello hacia atrás —no hablamos de mi sino de ti y no vas a distraerme, ¿Qué es serio esta vez?
Suspiré ruidosa, nunca conseguiría despistar a Lisa y de todos modos no lo deseaba, después de todo, las amigas están para hacer confidencias.
—Mi deseo de no cruzarme en su camino —Respondí desganada
—¿Está al él tanto?
—¿No acabas de decir que me evita? —la miré con sorna.
—Cierto —Liza abrió la envoltura de una paleta y se la metió a la boca en un gesto exagerado —pero no te deja de mirar.
—Si…ya. —Rezongué —pero creo que ya pasamos de ese punto.
—Ohhh..— sacó la paleta de la boca y me miró —Tengo la sospecha de que hay algo que no me has contado.
—Nada realmente.
Liza negó con la cabeza —siempre que dices nada es porque hay algo.
—no es la gran cosa.
Ella levantó la ceja en una imitación bastante acertada de mi madre.
—Ángela Torress…— extendió el Torres para poner un poco de inflexión materna en su voz—jovencita dime ahora mismo que pasa.
Su actuación me dio risa pero al final decidí contarle
—Estuve con Kyle —dije por fin.
El golpe que me dio en el hombro casi me lanza de mi banco. —Tu— gritó emocionada —zo…
Toda la clase nos miró y Liza tuvo el tino de colocar una mano sobre su boca y callarse.
—Tu… zorra —murmuró en voz baja y juntando su cabeza a la mía para darnos algo de intimidad.
—Por dios Liza no te vuelvo a contar nada. —la reprendí disgustada
—Ups perdón —bajó la voz aun más —zorra… ¿por qué no me habías dicho?
—Precisamente porque sé como reaccionas y no me llames zorra.
—Es de cariño Ángel, algo así como un cumplido —se sentó derechita y cruzo los tobillos —ahora comienza por el principio, cuenta y quiero saber todos los detalles sucios.
—No es lo que crees —dije y comencé a hablar. Por alguna razón no pude ocultarle nada. Le conté lo que había pasado en la biblioteca, desde el principio y con lujo de detalles. Le hablé sobre lo que vi en los ojos de Kyle.
—Wooowww —murmuró Liza cuando terminé. —no era nada de lo que pensé pero de todos modos es interesante.
—¿qué piensas? —pregunté mordiéndome el labio ansiosa.
Liza cabeceó— Qué de entrada que quiero de lo que estas consumiendo.
La miré con irritación, ella sabía lo que yo pensaba de las drogas.
—Ya enserio creo que es raro.
—Y que lo digas.
—¿Es serio?
—Totalmente —la miré directo a los ojos —no jugaría con algo así.
Liza guardó silencio por exactamente treinta segundos, todo un record antes de que su rostro se iluminara como árbol de navidad.
—Oh no…— dije
—Ni siquiera he dicho que pienso—replicó.
—Conozco es expresión —le dije negando con la cabeza —nunca es buena.
—¿No quieres saber qué pasa con Kyle? Digo todo ese asunto de ver en sus ojos se parece a un episodio de lo X—files
Tenía curiosidad, si, pero…
—No lo sé, creo que prefiero dejar las cosas como están, no necesito complicar más las cosas…
Liza se puso la mano en la cabeza en un gesto teatral y murmuró con un tono digno de Greta Garbo —Ella quiere esta sola.
Le di un codazo juguetón—no estoy sola ¿y tú que eres?
—Tu conciencia —dijo.
—Vaya —coloqué mis libros sobre la mesa y negué con la cabeza. —la conciencia que me decía que le metiera mano al Lost boy.
—¿Ves mi sabiduría?
Me reí —veo tu locura.
—También —se alzó de hombros —un poco de locura es buena.
—No si te mete en líos.
Lisa negó con la cabeza —No vamos a meternos en líos.
—¿Ah no?— suspiré —menos mal
—Vamos a meternos en los archivos.— dijo con desparpajo, como si fuera el asunto más fácil del mundo entrar a los bien custodiados archivos de Windsor para humear en ellos,
—No, de ningún modo.
—Sí, claro que si, tenemos que averiguar —Liza casi saltaba de emoción.
—¿Tenemos? —pregunté incrédula.
—Aja tenemos —puntualizó escueta, pero era claro que su mente giraba como un hámster enloquecido haciendo planes.
—Será genial — dijo desbordando energía — una misión secreta para descubrir lo que hay tras Kyle Evans.
Sentí vértigo porque Liza hablaba realmente en serio.
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