La fe no me hizo santa,
sino irredenta pecadora,
pues no se centra en misterio de la luz,
sino en la oscuridad de tu sombra.
Tengo la fe puesta en
tus manos que me tocan,
tu boca, de pecado llena,
piel contra piel, sudor bendito,
en las noche de franca desvergüenza.
Tengo fe en lo que haces en mi cuerpo
promesas que no se dan y no se piden,
soledades, medio llenas,
de pecado y de seda.
Tengo fe en ser lo necesario,
tu amante, tu amada, tu amor
o la esclava dispuesta,
a tu cama atada,
el distante refugio del horror,
o sólo la nada.
Tengo fe en los dos juntos,
pero aparte,
separados conservando lo que hay,
¿para que buscarle pies al gato?
las cosas son perfectas como están.
Malena Cid
2012©Todos los derechos reservados
Ella lo desea pero a su vez no quiere depender enteramente de una relación convencional. Si el común de las mujeres fuese como ella, tal vez habría menos problemas en el mundo. xD
ResponderEliminarUn buen poema. Un saludo.
Jajajaja, Cierto Martín, ya conoces el dicho: si no está roto, no lo arregles.
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