Me soñé abrazada a tu cuerpo, los dos yaciendo en
colorida hamaca, con mi rostro descansando
en tu pecho. Bajo mi mejilla tu corazón latía acompasado, sobre tu corazón, mi
corazón se derramaba a besos.
Soñé calor, aroma y textura, soñé tu piel, soñé tu cuerpo.
Soñé calor, aroma y textura, soñé tu piel, soñé tu cuerpo.
Soñé con tu sonrisa que me pedía a convertir aquello en más
que un sueño
Soñé contigo y por una vez la duermevela, casi siempre desierta,
de mis madrugadas, se llenó de anhelos.
Malena Cid
Bonito poema. Quizás lo malo de ese sueño para la protagonista sea la posibilidad de experimentar insatisfacción al despertar (si su amado se halla ausente).
ResponderEliminarSaludos.
Tienes toda la razón Martín, los sueños siempre quedan atrás, sin importar si son malos o buenos, un gran beso amigo.
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