Tu nombre innominado,
no es, sino el aliento
que exhalo,
amor que hace brillar
mi cuerpo bajo la luz azul de la luna,
aire tibio que el
verano anuncia
y nos recuerda que
nuestro tiempo se agota.
Hemos dejado la
armadura al pie de la cama,
tu espada y la mía
yacen lado a lado igual que nuestras almas,
cuando el sol se
levante una vez más nos vestiremos de hastío,
pero por ésta noche queda
sólo el amor entre nosotros.
Las mil cosas pesan
sobre mis hombros,
mas las mil en los
tuyos,
han desaparecido en la
magia de un beso,
un efímero instante de eterna
dicha,
destinado a naufragar,
en el mar de temores
que es la vida.
Sudor y sábanas,
besos, caricias,
despedidas dichas a medias,
verdades que no nos
atrevemos a pronunciar,
futuros que nunca
tendremos.
Estoy agonizando de ti,
espléndidamente viva a un
paso de la muerte,
enredada en tus brazos,
desnuda, aterrada y
feliz.
Te amo lo sé,
sin que el saberlo me
de felicidad,
pues aunque sería fácil
abrir los brazos y dejarme caer
como caen las hojas
muertas,
el temor a perderme precisa
mi silencio.
Así que te amo Innominado,
como se ama al
imposible,
del único modo en el
que puedo.
Malena Cid
2012©Todos los derechos
reservados.
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